Cómo ajustar correctamente la mochila para tus excursiones por la montaña

La subida es pronunciada, el terreno es difícil y la carga, pesada. Solo se oyen tus pasos sobre el camino, el discurrir silencioso de tus pensamientos y el lejano ulular del viento entre las rocas. La mejor manera de reducir el cansancio durante las excursiones largas en la montaña es asegurarse de ajustar correctamente la mochila. Te explicamos cómo regularla de manera óptima para lograr el equilibrio perfecto durante tus salidas, con un 70 % del peso sobre la cadera y solo un 30 % en los hombros.

1. Ajustes principales

Primero, introduce de manera equilibrada los materiales en la mochila, según su peso. Para lograr una buena estabilidad, coloca el contenido con precisión y elimina los espacios vacíos restantes con las correas de compresión laterales, el Twin-Compression System o enrollando la parte superior. Afloja todas las correas: la del pecho, el cinturón abdominal, los tirantes, las cintas que unen las correas de los hombros y el cinturón del abdomen al cuerpo de la mochila. En los modelos más grandes, en este punto debes ajustar el largo de la espalda según tu altura. Para ponerte la mochila, colócala en un punto elevado: en una mesa, por ejemplo. Si no es posible, cuélgatela de un tirante y levántala usando las piernas, nunca la espalda. Inclínate ligeramente hacia delante y ajusta el cinturón abdominal. Este debe quedar apoyado sobre la cadera, en concreto sobre las crestas ilíacas, cerca de los huesos de los costados y sobre las nalgas.

Gira con la espalda en posición vertical y aprieta los tirantes, que deben presionar sobre los hombros, sin llegar nunca a inmovilizarlos. Las mochilas más modernas tienen tirantes curvados, pero muchos modelos Salewa tienen, además, desdobles para adaptarse con precisión al torso y los hombros y ofrecer una amplia libertad de movimiento y facilidad para respirar. En este punto debes abrochar y apretar la correa pectoral, que ayuda a descargar peso de los hombros y mantener una mayor estabilidad eliminando los movimientos laterales. Generalmente esta correa está unida en una especie de riel, para poder colocarla en el límite superior de los pectorales, justo debajo de la clavícula. Garantiza así la funcionalidad sin bloquear la expansión de la caja torácica durante la respiración y no molestar mientras caminas.

2. Ajustes de precisión

En este punto puedes ajustar la carga con mayor precisión con las cintas que unen las correas de los hombros y el cinturón del abdomen al cuerpo de la mochila. Hazlo de tal modo que quede un espacio entre la parte alta de la mochila y la parte posterior de los hombros. Las correas que sobran se deben enrollar para que no cuelguen durante el recorrido y no corramos el riesgo de que se enganchen en árboles o rocas. Una mochila bien hecha es aquella que resulta equilibrada y compacta.
Una carga equilibrada debe apoyarse en un 70 % sobre las caderas y un 30 % sobre los hombros. Para distribuir la presión sobre la espalda, durante la caminata es bueno aflojar los tirantes unos centímetros cada media hora, y luego volver a apretarlos progresivamente. Las mochilas modernas cuentan con riñoneras y cómodos bolsillos para que los objetos de uso más frecuente, como el móvil, el gorro o la cantimplora, resulten accesibles sin tener que quitársela.