¿QUÉ ES EL MAL DE ALTURA Y CÓMO PREVENIRLO?

5. ¿Cuál es la evolución del MAM?

Los síntomas del MAM leve pueden presentarse en forma de ligero dolor de cabeza y fatiga, que no tienen por qué impedirte seguir con tu actividad. Deberían mejorar en uno o dos días, una vez que tu cuerpo se haya adaptado a la disminución de oxígeno.

El MAM moderado implica un empeoramiento de estos síntomas, con dolores de cabeza más fuertes, náuseas y dificultad para realizar cosas normales.

Con el MAM grave estos síntomas se acentúan todavía más, lo que puede suponer falta de aire, incluso en reposo, sensación de presión en el pecho, confusión, alucinaciones, etc. Este es un caso de urgencia. Si sufrieras estos síntomas, tendrás que descender inmediatamente a una altitud más baja y solicitar asistencia médica.

6. ¿Qué es el EPA y cuáles son sus síntomas?

En el caso del MAM grave, puede producirse una acumulación de líquido en los pulmones, lo que se conoce como EPA o edema pulmonar de altura. El líquido de los pulmones reduce todavía más la cantidad de oxígeno corporal. Si no se trata, este edema puede provocar la muerte.

Estos son algunos de los síntomas del EPA:

• Falta de aire, incluso en reposo.
• Tos persistente que se convierte en una tos con flemas.
• Flemas espumosas blancas o rosáceas.
• Fatiga extrema.
• Confusión.
• Sensación de sofoco por la noche.
• Cianosis (cuando la piel, las uñas o el blanco de los ojos se vuelven azules).

7. ¿Qué es el ECA y cuáles son sus síntomas?

Otra posible consecuencia del MAM es la acumulación de líquido en el cerebro. Esto se denomina ECA o edema cerebral de altitud, y provoca una inflamación del tejido cerebral procedente del goteo de líquido.

Estos son algunos de los síntomas del ECA:

• Desorientación, pérdida de memoria, alucinaciones.
• Falta de equilibrio sobre un solo pie.
• Falta de coordinación.
• Debilidad.
• Comportamiento psicótico.
• Dificultad para caminar en línea recta.

8. ¿Cómo tratar el mal de altura (MAM)?

La regla de oro al empezar a notar cualquiera de estos síntomas es aceptar que se trata de MAM. No continúes con el ascenso.

Esperar a que simplemente desaparezca y seguir ascendiendo igualmente es una decisión muy peligrosa. En los casos leves, descansar y aclimatarse suele aliviar los síntomas en uno o dos días.

Puede tomarse ibuprofeno, aspirina o paracetamol para aliviar el dolor de cabeza. Si el mal de altura se presenta en formas más graves, el principal tratamiento es llevar a la persona a una altitud menor.

Si una persona se desorienta y tiene dificultad para respirar incluso en reposo, o si siente presión en el pecho, es importante llevarla inmediatamente a una altitud menor (a unos 500-1000 metros menos, o al último punto en el que la persona no presentaba síntomas). Con un aumento de la concentración de oxígeno en el aire a estos niveles, en reposo, los síntomas deberían mejorar en dos o tres días.

Si la persona empeorara hasta sufrir mal de altura grave, EPA o ECA, es necesario volver inmediatamente a una altitud menor y recibir asistencia médica.

9. ¿Cómo tratar el EPA?

El EPA (edema pulmonar de altura), o acumulación de líquido en los pulmones, puede ser mortal en tan solo horas. El tratamiento principal para el EPA es el descenso.

Las botellas de oxígeno también pueden ser de ayuda, al igual que una bolsa gamow, una bolsa hinchable ligera y portátil, que aumenta la presión atmosférica alrededor de la persona y compensa hasta cierto punto la falta de oxígeno. Pero estas medidas no reemplazan a una rápida retirada en descenso. Es necesaria la asistencia médica y, si fuera posible, una radiografía de tórax. Hay ciertos medicamentos que pueden aliviar los síntomas del mal de altura, pero solo deberían ser administrados por profesionales médicos.

10. ¿Cómo tratar el ECA?

El ECA (edema cerebral de altitud), o líquido en el cerebro, también puede ser letal y requiere un tratamiento inmediato. Al igual que con el EPA, la medida principal es un rápido descenso.. De ser posible, es conveniente administrar oxígeno y un esteroide denominado dexametasona. Es fundamental recibir asistencia médica.

11. ¿Cómo prevenir el mal de altura?

11.1. Ascender lentamenteAscender lentamente

Dado que el mal de altura viene provocado por un ascenso demasiado rápido a altitudes con una menor presión atmosférica, la forma más eficaz de prevenirlo es ascender despacio, para permitir a nuestro cuerpo aclimatarse a los cambios en la saturación de oxígeno del aire.

Contar con un día de descanso cada 3-4 días también es positivo para una aclimatación eficaz.

• En la escalada, una buena referencia es un límite de unos 300-500 metros verticales por encima de los 2500 m.
• No pasa nada si ascendemos más de 500 m, por ejemplo, pero entonces conviene descender dentro de ese límite para dormir, pues la altura a la que duermes es lo que cuenta.
• Contar con un día de descanso cada 3-4 días también es positivo para una aclimatación eficaz.

11.2. ¿Qué otras precauciones puedes tomar?

1. Beber suficientes líquidos

Cuanto más ascendemos, más frío está el aire y menos humedad contiene. Por eso, es más importante de lo habitual beber mucha agua y mantenerse hidratado. Nuestro cuerpo pierde más humedad de la que pensamos dada esa combinación de un aire más seco, una frecuencia respiratoria superior y una mayor producción de orina, todo ello habitual a cierta altitud. Cuanto más hidratado estés, mejor funcionará tu cuerpo y mejor podrá transportar oxígeno. Mantener la hidratación favorece la aclimatación y ayuda a prevenir el mal de altura.

2. Comer lo suficiente

Aunque estar a cierta altitud suele disminuir el apetito, es importante comer lo suficiente para que tu cuerpo pueda realizar ese trabajo extra, necesario para mantenerse sano a pesar de la falta de oxígeno. Lo mejor son las comidas ligeras, con un alto contenido calórico y suficientes carbohidratos.

3. Acetazolamida y dexametasona

Estos medicamentos pueden utilizarse para prevenir el mal de altura, pero tienen efectos adversos y no deberían tomarse sin asesoramiento médico previo.

4. Evita el alcohol y la cafeína

La cafeína estrecha los vasos sanguíneos y el alcohol los dilata, además de favorecer la deshidratación. Por ello, lo mejor es evitar ambos antes y durante el ascenso a gran altitud.